«La cultura es segura, y eso tenemos que verlo todos, no solo los artistas»

Elisa San Ceferino, la artista cántabra, analiza la situación de la restauración y de la cultura en España
Elisa San Ceferino, la restauradora y artista cántabra | Imagen cedida por Elisa San Ceferino

El mundo del arte tiene tantas ramificaciones como posibilidades existen. De hecho, la mayoría de los sectores tienen a profesionales multidisplinares, es decir, que aquel que se dedica a la artes plásticas, por ejemplo, también practica la restauración o la fotografía.

La creatividad es esencial para el arte. No se puede concebir este sector sin este elemento emocional. Cada artista tiene su propio mundo, su propia forma de expresarse y mostrar sus valores creativos.

Elisa San Ceferino (1997) es una artista multidisplinar que aboga por el arte como modo de vida. cada expresión y cada emoción que este sector puede llegar a suscitar en la sociedad son la base de su vida, de su trabajo, y del que espera sea su futuro. Aún siendo una persona joven, Elisa tiene claro que la restauración es us pasión.

¿Por qué escogiste dedicarte a la restauración?

Desde la ESO sabía que me quería dedicar a una profesión relacionada con el arte. A partir de tercero y cuarto de la ESO ya empecé con la elección del bachiller que iba a escoger, y eso fue relativamente sencillo porque tenía claro que quería hacer el Bachillerato de Artes.

«Trabajar de creador de contenido es muy difícil»

Después ya vino la carrera universitaria. Tenía claro que no me planteaba ser artista porque trabajar de creador de contenido es muy difícil. La pintura y el dibujo son mi hobby, pero sé que no puedo vivir de ello.

Cuando estaba decidiendo mi padre me habló de la rama de la restauración, y entonces se abrió un mundo ante mí. Me interesaba porque iba a estar en contacto con obras de artistas importantes, arreglarlas, verlas… Soy una persona perfeccionista y me gusta que todo esté perfecto.

Me fui por el camino de la restauración porque, además de estar relacionada con el mundo de las Bellas Artes, me iba a ayudar a conocer más, a estar en contacto con obras de artistas de gran relieve…

¿Crees que en Cantabria se puede ejercer una profesión como esta?

En Cantabria sí, se puede ejercer la restauración como profesión, pero de forma muy limitada. Siempre esta esa posibilidad de trabajar para una institución o colaborar en una empresa privada, pero es muy difícil.

Por ejemplo, para trabajar en una institución hay que sacarse una oposición, y en Cantabria sale una plaza cada tres años. La del restaurador es una profesión muy escasa, y cuando se libera una plaza siempre va a haber alguien con mucho recorrido.

¿Y a nivel nacional?

En ese caso sí que mejora un poco. Sí que es verdad que puede haber más empresas de restauración a las que acceder. Por ejemplo, en el Museo del Prado, para trabajar allí te piden una serie de requisitos. Es más que entendible, al final es una gran institución.

¿Te has planteado irte fuera de la comunidad para trabajar en una empresa privada?

No es lo mismo hacerlo siendo joven que con más edad. Quiero decir, sí no tienes un colchón económico bueno, no vas a poder pagarte un alquiler y cubrir una serie de gastos, y en ese caso los jóvenes lo tenemos más complicado porque nunca nos han dado grandes oportunidades.

Sí que es verdad que me lo he planteado. Si surge una oportunidad de trabajo quiero irme, pero sé que voy a tener que ampliar mi formación para poder llegar más alto.

¿Crees que en España la restauración esta infravalorada?

Sí. Totalmente. No hay más que verlo en casos que hay de obras restauradas por gente no profesional. Para eso hay una carrera de cuatro años y una serie de titulaciones para poder tratar a las obras artísticas.

Actualmente, entre que la situación ya estaba mal y que ha llegado la COVID-19, el Ministerio y las distintas administraciones no fomentan tantos proyectos de restauración. A la restauración no se le da el suficiente valor.

¿Cómo ha impactado la COVID-19 a la restauración?

En el campo de la restauración, si tienes tu propio negocio y un taller, puedes seguir adelante. No es como el teatro. Pero ahora los talleres no están aceptando a nuevos restauradores por la COVID-19.

Todos los aspectos que tienen que ver con la cultura se han visto mermados.

«La restauración es un trabajo anónimo»

¿Y en cuanto al bloqueo creativo?

Todo artista que se haya visto encerrado en su casa se ha visto corto de referencias, poder estar en contacto con otros artistas… La inspiración siempre te viene de estar innovando, así que estar en casa es un impedimento porque los artistas necesitan influencia exterior para crear.

¿Tenéis suficientes ayudas por parte del sector político?

Siempre se pide más, obviamente. Cualquier ciudadano de a pie se va a dar cuenta. Espacios como el cine y el teatro donde se pueden mantener perfectamente los aforos han estado muy dañados y no han recibido grandes ayudas. La cultura es segura, y eso tenemos que verlo todos, no solo los artistas.

En galerías, por ejemplo, he visto salas vacías. Son zonas perfectas para hacer planes y donde no hay problemas para pasar la tarde allí y disfrutar. Al final la cultura es una forma de enriquecer la mente.

¿Cuáles son tus referentes en cuanto a la restauración?

La restauración es un trabajo anónimo. Hay metodologías que se aprenden. Es como un seguimiento, pero no están hechas por un autor reconocido. En algunos casos son instituciones. No suele ser común ver la firma de un restaurador.

¿Qué obra te gustaría restaurar?

La Monalisa. Al final es la obra por excelencia y que, por la relevancia que tiene en la historia del arte, no se suele tocar. Sería un sueño cumplido. Da miedo tocarla.

¿Crees que desde los colegios de Cantabria se da la suficiente importancia al arte y a la creatividad?

No. Todos hemos tenido la asignatura de Plástica como “la asignatura del cachondeo”. En las clases de Historia de España sí que es verdad que por cada etapa te enseñaban el arte de cada siglo, pero era un apartado mínimo, y suerte que entrase en el examen una pregunta sobre eso.

En mi caso sí que tuve suerte con una de mis profesoras que hacía mucho hincapié en esta parte. Pero en general, en los colegios de Cantabria no se da mucha importancia al arte.

Luego me especialicé y ya conseguí estudiar arte. Y sí que creo que el resto de bachilleres podrían integrar una asignatura relacionada con esta disciplina cultural. Al final el arte aporta conocimiento y emociones, y eso es básico para el ser humano.

«Si no educamos a la juventud en la cultura, ¿cómo vamos a evolucionar como sociedad?»

¿Cómo ves tu futuro?

Nunca pierdo la esperanza. Me considero una persona bastante optimista.  A la hora de pensar en el futuro no hay que tener prisa. Hay que vivir en cada momento lo que te toque hacer y ver las posibilidades que tienes en ese momento. Hay que ser realista.

Todo llega si uno sabe esperar. No obstante, hay que marcarse un objetivo y perseguirlo, pero tampoco hay que cerrarse puertas.

¿Y el futuro del arte en España?

Es más complicado. La cultura depende del panorama político y de la importancia que le de el Gobierno al sector. También hay que tener en cuenta la cultura en la educación. Hay que fomentar la educación artística. Si no educamos a la juventud en la cultura, ¿cómo vamos a evolucionar como sociedad?

Ilustraciones realizadas por Elisa San Ceferino | Imágenes cedidas por la artista

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