Alfonso Herreros (1999) es un apasionado de la música. Tal es así que se aventuró a formar la banda musical cántabra ‘Royal Vintage’, a la que después se sumarían varios componentes. Además, su amor por la cultura y por la promoción de la misma hacen que Alfonso crea en todo aquello que esconde esta, en sus emociones, y sus sentimientos. Y, sobre todo, en los valores que la cultura en general y la música en particular pueden aportar a la sociedad.
¿En qué momento decides dedicarte a la música?
De pequeño siempre veía a mi familia unida a la música. Tengo un tío que toca la guitarra y otro que toca el bajo, otra la batería… Es cierto que de pequeño no me llamaba la atención. Pero cuando empecé a entrar a la adolescencia, con 14 años, me empecé a interesar.
Mis padres me regalaron mi primera guitarra y mi tío me enseñó a tocar. A partir de ahí me empecé a interesar bastante por la música tanto como consumidor como haciéndolo yo mismo.
“Lo que más necesito es componer. Para mí es como respirar”
También eres autodidacta porque, más allá de que un familiar te haya enseñado a tocar la guitarra, hay muchas cosas que has aprendido por ti mismo.
Efectivamente. Soy muy autodidacta. Mi tío me dio el empujón para empezar. Pero luego con libros y con cosas que veía por Internet fui formándome poco a poco, y en cuanto al tema de conservatorio sí que es verdad que cuando llevaba ya un año tocando, junto a un amigo mío, hicimos un pequeño curso de melodía. Pero le dediqué un par de días o tres. Tengo ese toque autodidacta.
Compones tus propias canciones para el grupo.
Sí. Es lo que más me gusta de la música, más que tocar la guitarra incluso. Lo que más necesito es componer. Para mí es como respirar. Me ayuda a desahogarme y es de lo que más me gusta porque expresas lo que llevas dentro.
Hacer letras y melodías me encanta. Para el grupo casi siempre hacemos eso. Compongo la canción, se la llevo al cantante, la toco y la canto y él va tomando notas, cambiando cosas para hacerla más suya. Otras veces hace el la letra, pero en la mayoría de ocasiones la hago yo.
¿En qué te inspiras a la hora de componer?
Siempre suelo contar cosas reales. Es cierto que a veces, para que quede bien, cambias cosas. Pero suelo inspirarme en mi día a día. Me gusta expresar lo que llevo dentro.
En épocas en las que estás peor emocionalmente es cuando salen las mejores canciones. Siempre lo he dicho. Cuanto peor estés mejor será la canción.
¿Cómo surgió la idea de crear ‘Royal Vintage’?
Todo esto empieza cuando tengo 15 años y conozco a un chico que toca el bajo. Ahí creamos nuestra primera banda. Estuvimos un tiempo tocando. No éramos muy buenos, éramos unos críos.
Tiempo después decidimos dejarla y crear otra de cero. Ahí es cuando conozco a uno de mis mejores amigos y al batería de ‘Royal Vintage’, Raúl Rivas. Intentamos crear otra banda, pero se fueron todos los músicos, incluido el bajista. Nos quedamos solo Raúl y yo.
Entonces decidimos seguir tocando el y yo solos. Estuvimos un tiempo tocando solos hasta que un día, estando en la universidad, me llamó un chico. Era Jones, el cantante actual de nuestro grupo, que había visto un anuncio en Milanuncios de que buscábamos cantante. Ni siquiera me acordaba de que había puesto ese anuncio.
Quedamos en persona y se puso a cantar. Y aluciné. Es un espectáculo. Raúl y yo no nos lo creíamos. Le dijimos que era un artista.
Después encontré a un chico por Instagram que conocí hace tiempo que es bajista y le propuse ser entrar al grupo. Vino encantado.
Ahora os ha pillado la pandemia. ¿Cómo sobrevive un grupo a la COVID-19?
Es muy complicado. Jones está en Francia para sacar dinero porque con la música no ha podido hacer nada. Nosotros estamos de parón. Tuvimos que dejar el local de ensayo porque no estábamos ingresando nada de dinero.
No hemos cogido ningún concierto de medidas de seguridad. Solamente uno en un hotel, pero no nos gustó. No es lo mismo, no puedes estar en contacto con la gente, hacerles bailar…
Para este verano tenemos algunas fechas cerradas si la pandemia lo permite. Pero el verano pasado es verdad que lo he pasado fatal porque estaba acostumbrado a ir moviéndome con mis amigos en furgoneta y pasándolo bien. Es adictivo. Se pasa muy mal cuando ves que no lo puedes hacer.
¿Cómo describirías a la industria musical en Cantabria?
Ha estado mucho mejor que ahora. Se hacen pocos conciertos. La verdad es que antiguamente, sobre 2016, en Torrelavega ibas por la calle y muchos locales tenían conciertos en directo. Pero hace poco ha habido problemas con el Ayuntamiento y cada vez hay menos.
En Santander hay salas de conciertos, pero tampoco hay demasiadas. Creo que Cantabria cada vez apuesta menos por la música en directo, y es una pena. Cada vez hay mas DJ, que lo respeto, pero cada vez hay menos músicos.
“Hay otros grupos que por mas que lo intentan no tienen ni ayuda ni reconocimiento”
¿Crees que la sociedad cántabra reconoce a los músicos?
Depende. Hay alguno que sí que es verdad que tienen suerte, que les pegan un poco el empujón, que hacen buena música, tienen buenos contactos… Sí que hay otros grupos que por más que lo intentan no tienen ni ayuda ni reconocimiento.
También a la hora de buscar local es complicado. Por ejemplo, en Torrelavega pusieron contenedores de barcos de metal cuadrados donde los barcos traen cosas para habilitarlos como locales de ensayo, pero eran muy caros e iban por horas.
¿Tenéis la suficiente ayuda por parte del sector político?
Cuando hemos estado más activos nos han tratado bien. El Ayuntamiento de Santander nos propuso tocar en el barrio de Tetúan, y lo pasamos muy bien. También otros políticos, como el alcalde Mazcuerras, nos llamó.
A nosotros nos han tratado bien. Pero a compañeros nuestros no los han hecho ni caso. Depende de tus contactos, de si te has movido un poco o no. Es complicado el tema político.
¿Os dan las ayudas suficientes para sobrevivir?
Ahora mismo el único ingreso que hemos tenido desde que la pandemia llegó ha sido el concierto en el hotel porque nos apetecía quitarnos esa abstinencia de escenario que teníamos. Pero desde entonces no hemos vuelto a ingresar nada con la música.
De hecho, en verano estuve haciendo prácticas de Periodismo y como estuve ahí no hice nada de música. Y no ingresas nada de dinero. Ninguno ingresamos nada durante el verano.
El dinero es lo de menos porque a nosotros nos gusta tocar, pero también es necesario ganar algo para los gastos. Y no hemos solicitado ninguna ayuda ni nos han dado nada.
Tampoco habéis tenido mucha información, ¿no?
No. Tampoco hemos visto que haya algún tipo de ayuda para músicos o para artistas. Si todavía los hosteleros están esperando sus ayudas, como para estar nosotros esperando las nuestras.
Como grupo, ¿os habéis planteado salir fuera de Cantabria?
Ya lo hemos hecho en algunas ocasiones. La experiencia ha sido fantástica. Hemos estado en Palencia, Sestao, Valladolid… Hemos tenido más propuestas pero eran demasiado lejos y no compensaban. Me ha gustado mucho la experiencia de salir fuera de Cantabria.
Además, ha habido algún verano en que Raúl y yo compaginábamos el grupo con una orquesta en la que trabajábamos. Estábamos todo el día por ahí. Una semana íbamos a León con la orquesta, otra con el grupo… Era una locura, pero nos lo pasábamos genial.
¿Cómo es ese cambio de grupo a orquesta?
Es muy diferente. En la orquesta tienes a un jefe que está todo el rato mirándote. Tienes que aprenderte canciones que no son las tuyas… De hecho, hay momento que, como son tantas canciones y no te da tiempo a aprendértelas, te ponen playback.
Luego los conciertos de la orquesta duran tres horas y pico, y es más cansado. Es un trabajo como tal. En el grupo es diferente. Aunque haya gente que te mueve, eres tu propio jefe.
“Jones conoce a un manager que nos comentó que podríamos hacer una gira por Estados Unidos”
¿Cómo ves el futuro?
Lo ideal primero es que se tranquilice la pandemia. Tengo muchas ganas de volver. Lo echo bastante de menos. Me gustaría hacer cosas más potentes.
Algo que me da rabia de este grupo es que tengo la espinita clavada de que ha habido propuestas alucinantes que no se han podido hacer por distintos problemas, como la pandemia, entre muchos otros. Pero tengo esa espinita clavada de esas cosas que no hemos podido hacer y que, si hubiesen salido por un casual, hubiese sido increíble.
Por otro lado, Jones conoce a un manager que nos comentó que podríamos hacer una gira por Estados Unidos. Pero claro, la COVID-19 sigue y ha roto nuestros planes. Ojalá poder hacerlo en un tiempo.
– ¿Os gustaría participar en los festivales que se hacen en Cantabria?
Sí. Los festivales están muy bien porque conoces a otros grupos, disfrutas de la música… Nunca hemos ido a un festival, aunque muchas veces hemos hecho conciertos dobles o triples.
Cuando comenzamos con el grupo, una promotora cántabra nos contactó. No firmamos el contrato porque había clausulas que nos parecían demasiado para un grupo como el nuestro. Había una que decía que si el grupo se rompía había que indemnizarles con 20.000 euros. Nos dio miedo firmar, pero esa gente tenía contactos en festivales muy importantes: el MadCool, el Arenal… Si hubiésemos entrado, igual hubiese habido suerte.