Andrea Smith (1993) es una escritora cántabra procedente de Cabezón de la Sal. Desde allí escribe las historias que llegan a miles de personas a través de la plataforma Wattpad. No obstante, siempre recuerda que su vocación es ser maestra, y que, aunque lo compagine con la escritura, Andrea sigue siendo profesora.
El próximo mes de mayo la escritora cántabra va a sacar a la luz ‘Amor fingido’ con una nueva editorial. De esta forma, Andrea consagra una trayectoria de éxitos desde que comenzó en las plataformas digitales.
¿Por qué decidiste cambiarte el apellido?
Mi apellido real es Herrero Zubiaurre. Comencé en Internet a los 16-17 años, y siempre me habían dicho que no diese datos personales en Internet. De hecho al principio empecé con otros usuarios en otras páginas.
Cuando las historias comenzaron a ser más mis historias y no ‘fanfics’, quise que se supiese que mis textos eran míos. Pero no iba a dar ni mis fotos ni nada. Entonces decidí poner mi nombre pero con otro apellido. En inglés a los herreros se llama smithers, así que decidí usar el apellido Smith.
Cuando decidí sacar ‘Mi plan D’, me preguntaron qué apellido quería poner, y fue Smith, porque al final la gente en Internet me conoce por ser Andrea Smith, no Herrero.
«Entré a Wattpad porque me copiaron una historia y empecé a denunciarlo. Fue entonces cuando decidí quedarme»
¿Cómo valoras tu experiencia en Wattpad?
Bien porque creo que lo he aprendido a manejar en el sentido de que no me agobie. Wattpad me ha ayudado mucho a dar a conocer mis obras. De hecho, empecé en otras plataformas, y entré a Wattpad porque me copiaron una historia y empecé a denunciarlo. Fue entonces cuando decidí quedarme.
En ese sentido sí que me ha abierto camino. Pero tiene sus puntos negativos. En mi caso, cuando escribes una historia día o semana a semana, no la tienes entera, entonces si quieres cambiar algo no puedes.
Al mismo tiempo, una de las cosas que me he dado cuenta es que, el año que hice oposiciones, si llegas a tener cierto nivel de lectores, los seguidores te bajan, y te genera cierto sentimiento de agobio, como de no estar haciendo las cosas bien. El poder tener siguiendo gente que te lee es efímero, puede que dure o puede que no.
Tienes más de 30 mil seguidores en Instagram.
Sí. Mis seguidores subieron con un sorteo que hice con varias escritoras. Pensé que me dejarían de seguir gran parte de ellos, pero se quedaron. Ahora con el anuncio de mi próximo libro, ‘Amor fingido’ han vuelto a subir.
¿Cómo llevas el hecho de tener tantos seguidores?
Creo que lo único que me afecta en ese sentido es el decir «bueno voy a ir subiendo cosas de vez en cuando a las redes sociales para interactuar y para que la gente vea que no desaparezco».
Pero, por ejemplo, en cuanto a Wattpad, si se me acaba yo voy a seguir siendo maestra, porque al final es lo que soy.
Compaginas el hecho de ser profesora con la escritura.
Sí. Ahora mismo es algo que llevo bastante bien porque estoy trabajando de media jornada en un colegio. Lo tengo muy bien organizado. El año que viene sí que voy a estar más agobiada, porque además de que depende de cómo se muevan las listas, también se supone que es año de oposiciones. Por eso ahora me centro más en escribir y en dejar cosas hechas, porque el año que viene se acabó.
«Para el género juvenil hay más dificultades para repartirte por el mundo y conocer más gente»
¿Cómo ves la industria literaria en Cantabria?
Ahora mismo el ser escritor de literatura juvenil no es escribir un libro y enviarlo a una editorial. Tienes que estar activo en las redes sociales, así que te da igual ser de Madrid, de Cantabria, o de cualquier otra comunidad autónoma. Mientras tengas ese acceso a hacerte publicidad a ti mismo por redes sociales, te acercas a los lectores.
Pero también le veo algo negativo. Si yo ahora estuviese viviendo en Madrid, si no hubiese COVID-19, e hiciese una presentación de mi libro, me podría ir a Barcelona por 15 euros. Además, en Madrid vive mucha gente, por lo que las posibilidades de que te lean son más altas.
Viviendo en Cantabria no he tenido las mismas oportunidades. Desde aquí me he ido a hacer presentaciones a Oviedo, a Bilbao, a Burgos porque tengo familia, y he estado, lógicamente, en la región.
En otras comunidades hay más posibilidades. De hecho, dos veces que me han pagado viajes para hacer presentaciones, hasta yo les ayudé a organizarlo. Para el género juvenil hay más dificultades para repartirte por el mundo y conocer más gente.
¿No te has planteado irte de Cantabria?
Cuando tenía 18-20 años siempre decía que me iba a ir. De hecho me fui a vivir a Londres una temporada. Pero desde que ya me centré en estudiar oposiciones en Cantabria, ya no me muevo de aquí. Soy maestra y quiero seguir trabajando de lo mío.
Cuando Wattpad dio ese boom, siendo de Cabezón de la Sal, ¿cambió algo para ti?
Aquí en el pueblo no. Sí que es verdad que hay algunas chicas que me conocen y me leían, ya me conocían de sobra de ir por la calle.
Cuando salió ‘After’ me fui dando cuenta de que no era decir escribo en Internet, si no que ya decías que estabas en Wattpad, en el mismo sitio que Anna Todd y ‘After’, y la gente lo reconocía.
¿Sufres mucha presión cuando la gente te escribe por redes sociales?
La presión que he tenido es que mi obra ‘Amor fingido’ la he tenido que quitar por cuestiones con la editorial. Esto fue justo cuando había gente que estaba empezando a leer el libro, pero lo tenía que quitar. Fue una decisión muy dura.
¿Qué futuro le ves a escribir en Internet?
He pensado mucho en esto. Wattpad alcanzará su punto más álgido y acabará desapareciendo. Probablemente luego aparecerá otro tipo de página que sea la que tome el relevo. Al igual que antes eran los foros y después apareció Wattpad, será algo similar. Creo que esta nueva plataforma será algo más visual o a través de audio.
«La pandemia no me afectó emocionalmente, no estaba triste, pero no podía escribir»
¿Crees que el libro digital ganará en algún momento al libro físico?
No lo tengo muy claro. Sí que es cierto que yo misma leo más en digital que en libro. Ahora leo mucho desde el móvil. El problema que tienen ese tipo de lecturas es que la gente se descargue PDFs. De hecho, mis libros están en PDF por ahí, y yo lo sé, y lo tengo asumido.
Si te pones a ver las estadísticas, puedes ver un ejemplo muy claro. Si se han comprado, por ejemplo, 2.000 ejemplares del libro en físico y se han vendido dos en formato digital, esos dos ya están por todas partes. Esa persona que lo compra lo distribuye.
De ‘Mi Plan D’ se vendieron 45 libros en digital y más 15.000 en físico. Pero los PDFs estuvieron desde el principio en la red.
¿Cómo ha afectado la pandemia a tus rutinas?
Cuando más me afectó fue el año pasado. Estaba trabajando como maestra en servicios sociales. Mi caso eran niños que vivían muy lejos. De hecho ellos me decían que vivía en la ciudad porque estaba en Cabezón de la Sal.
Lo que viví durante la cuarentena fue que no tenía ganas de escribir. Para trabajar tan solo tenía que hacer algunas llamadas a los padres para ver qué tal iban sus hijos y algún diseño de actividades. Pero era incapaz de escribir. La pandemia no me afectó emocionalmente, no estaba triste, pero no podía escribir. Pasados unos meses adquirí una rutina porque no quería perder el día.