La huella de Federico García Lorca en Cantabria

Los restos del último amante del poeta descansan en el cementerio de Ciriego
El poeta y dramaturgo Federico García Lorca | Fuente: National Geographic

Cantabria es una comunidad donde la sociedad desconoce su pasado. Lo cierto es que no ha sido hasta hace pocos años cuando se ha comenzado a dar verdadera importancia a la Memoria Histórica que hay en la comunidad y todo aquello que esta disciplina tenía ha comenzad a resurgir.

“Cantabria alberga una parte del corazón del escritor y poeta Federico García Lorca”

¿Cómo es el pasado de Cantabria? Esa es la pregunta básica que muchos políticos y personajes están intentando hacerse para reconstruir una de las etapas más importantes para una sociedad que desconoce sus orígenes.

En este sentido, Cantabria alberga una parte del corazón del escritor y poeta Federico García Lorca. Al menos así es desde un punto de vista poético y romántico, y es que Rafael Rodríguez Rapún, el último gran amor del escritor, descansa en el cementerio de Ciriego, en Santander.

Federico García Lorca y Rafael Rodríguez Rapún | Fuente: El Diario Cantabria

La figura de Federico García Lorca siempre ha estado cubierta de un cierto misterio. Tal es así que sus restos están aún en paradero desconocido, a pesar de las elucubraciones de varios historiadores y personajes relacionados con la literatura en su faceta más investigadora. Sin embargo, esto no ha impedido que lo que rodeaba al escritor saliese a la luz con el paso del tiempo.

La historia del escritor granadino siempre ha estado relacionado con el amor, y el final de su vida no iba a ser menos. Durante el verano de 1936 Federico García Lorca fue asesinado por su condición de homosexual y socialista. Por entonces, ambas cualidades de su personalidad estaban mal vistas por la sociedad, especialmente desde las esferas franquistas que empezaban a dominar el terreno nacional.

Un año después de ese 18 de agosto en el que la sociedad se llevó la vida de Federico García Lorca, Rafael Rodríguez Rapún, su último amante, fue asesinado como consecuencia de las tropas franquistas en Cantabria. Quizás lo más curioso de esta historia no es que fuese justo un año después, sino que Rapún se dejase matar.

Para entender al completo esta historia hay que remitirse a hace un par de años, cuando el historiador en torno a la figura de García Lorca, Ian Gibson, acudió a Cantabria para conocer la ubicación del último gran amor de Lorca.

“Después de disparar su fusil rabiosamente se dejó matar. Fue su manera de recuperar a Federico”

En este contexto, la historiadora del arte e investigadora del cementerio de Ciriego, Patricia Gómez Camus, comentó en una entrevista a eldiariocantabria.es que “en el cementerio no teníamos consciencia de eso, ni siquiera estaba en el catálogo. Además, nuestra manera de trabajar no era tanto la historia que albergaba Ciriego sino su arte. Entonces la historia la hemos ido construyendo a posteriori“.

Apodado como ‘las tres erres’ por el propio escritor, Rafael Rodríguez Rapún conoció a Lorca en el grupo de teatro universitario La Barraca. De hecho, Rapún es el último amante conocido del poeta de la Generación del 27.

La historia de amor entre ambos personajes siempre estuvo relacionada con la poesía. Tal es así que la escritora María Teresa León, quien también fue esposa del también escritor Rafael Alberti, dejó escrito en sus memorias que estaba segura “de que después de disparar su fusil rabiosamente se dejó matar. Fue su manera de recuperar a Federico”.

Rafael Rodríguez Rapún podría haberse parapetado después del bombardeo, pero no lo hizo. “Si le damos una vuelta, se podría decir que es algo poético, romántico. Rafael murió exactamente un año después que García Lorca, quien no sólo era un referente para él, sino la persona a la que realmente quería. Sin lugar a dudas, el asesinato del poeta y dramaturgo le marcó”, comentaba Patricia Gómez Camus en esta entrevista.

“La poesía cubrió su historia

Asimismo, también dijo que “en cierto modo la poesía cubrió su historia. Es cierto que tener una relación con Federico García Lorca era vivir con mucha intensidad. Además, a ello se sumaba el hecho de que la homosexualidad estaba mal vista por aquel entonces, y contarlo en determinados entornos era bastante complicado”.

Este halo romántico y poético que ha cubierto la historia de amor de Federico García Lorca y Rafael Rodríguez Rapún es aún desconocida entre la sociedad cántabra y, por supuesto, en el territorio nacional.

La Guerra Civil española trajo consigo una época de hastío colectivo y censura donde la población se vio obligada a vivir bajo unas normas que no había elegido. Las diferentes batallas que se libraron a lo largo de todo el territorio nacional no solo acabaron con miles de vidas, sino que también destruyeron una nueva etapa de crecimiento social y económico.

En cuanto a la ubicación de los restos de Rafael Rodríguez Rapún, Patricia Gómez Camus explicó que “al principio estaban bajo tierra. Pero en 1947, diez años después de la muerte de Rafael, su padre, Lucio Rodríguez, acudió al cementerio de Ciriego para trasladar los restos óseos a otra urna ubicada en el mismo santuario”. Así, Rafael se encuentra en las Urnas Centro 3 norte no214 del cementerio de Ciriego, en Santander.

Ubicación donde descansan los restos de Rafael Rodríguez Rapún en el cementerio de Ciriego / Julia Roiz

“Cuando supimos que Rapún estaba enterrado aquí, leímos su historial y descubrimos este traslado. Me llamó mucho la atención que, a pesar de que Rafael no fuese del norte, sus restos se quedasen aquí”, añadió.

‘Las tres erres’ y Federico García Lorca tienen una historia que ha traspasado las barreras del tiempo. La poesía estuvo involucrada en su relación desde el principio, y se podría decir que casi 100 años después sigue siendo la base de la historia del poeta con Rafael Rodríguez Rapún.

Una parte del corazón de Federico García Lorca está enterrada metafóricamente en el cementerio de Ciriego en Santander. Rafael Rodríguez Rapún murió justo un año después que su amante. De hecho, se podría decir que este se dejó matar, puesto que podría haberse parapetado ante las bombas franquistas y no lo hizo.

El amor de García Lorca y Rapún ha llegado hasta la actualidad. La censura y la falta de libertad que se instauraron tras la Guerra Civil no han impedido que a día de hoy la historia de esta pareja haya llegado hasta nuestros días.

La Memoria Histórica y el estudio de esta disciplina ha logrado que una historia tan relevantes como la de Rapún y García Lorca haya podido ser conocida aún casi cien años después. Más allá del tópico de que el amor traspasa las fronteras, lo cierto es que también traspasa el tiempo, y esta historia es la prueba de ello.

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